El hechizo es un acto mágico que suele ser para pretender producir efectos sobre la realidad mediante procedimientos sobrenaturales, como el uso de conjuros, es de carácter litúrgico o ritual. Cuando el objetivo del hechizo es adivinar el futuro se denomina sortilegio y cuando busca someter la voluntad de otra persona u objeto o influir en ellos, encantamiento, maldición (si es con mala voluntad) o bendición (si es para protección).
El poder del hechizo radica en la palabra.
Una palabra errada puede fraguar el hechizo o producir un efecto contrario al que se espera obtener. La palabra es siempre concreta, específica y el Universo la entiende de manera literal, sin metáforas. Es decir, un hechizo debe oírse bien, puede ser rico en metáforas o comparaciones, pero las palabras deben seleccionarse cuidadosamente, así como las metáforas o comparaciones deben ser precisas también.
Del mismo modo, debe guardarse especial cuidado en seleccionar correctamente los elementos que se usarán para la realización del trabajo. Pues un hechizo, es un trabajo. Hechizo está directamente relacionado a “hacer”. Para ello, se debe seleccionar las características principales y específicas de los elementos elegidos, escoger verbos que potencien la eficacia de la tarea y adjetivos que den todavía más fuerza a todo el cúmulo de palabras.
Este “acto mágico” se celebra de manera ritual. La importancia de la ritualística consciente es que esta sirve como elemento de modificación de los procesos inconscientes, evocando la realidad deseada desde la repetición de los rituales ancestrales, aún sin haberlos conocido. La práctica ritual espiritual, religiosa o no, es en sí misma un símbolo propiciador de cambios.
El poder del hechizo radica en la palabra.
Una palabra errada puede fraguar el hechizo o producir un efecto contrario al que se espera obtener. La palabra es siempre concreta, específica y el Universo la entiende de manera literal, sin metáforas. Es decir, un hechizo debe oírse bien, puede ser rico en metáforas o comparaciones, pero las palabras deben seleccionarse cuidadosamente, así como las metáforas o comparaciones deben ser precisas también.
Del mismo modo, debe guardarse especial cuidado en seleccionar correctamente los elementos que se usarán para la realización del trabajo. Pues un hechizo, es un trabajo. Hechizo está directamente relacionado a “hacer”. Para ello, se debe seleccionar las características principales y específicas de los elementos elegidos, escoger verbos que potencien la eficacia de la tarea y adjetivos que den todavía más fuerza a todo el cúmulo de palabras.
Este “acto mágico” se celebra de manera ritual. La importancia de la ritualística consciente es que esta sirve como elemento de modificación de los procesos inconscientes, evocando la realidad deseada desde la repetición de los rituales ancestrales, aún sin haberlos conocido. La práctica ritual espiritual, religiosa o no, es en sí misma un símbolo propiciador de cambios.
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