Un amuleto (del latín amuletum; recogido por primera vez en Naturalis Historia de Plinio el Viejo, significando "un objeto que protege a una persona frente a un problema") guarda cierta relación con un talismán (del árabe طلاسم tilasm, y en griego telesma o "telein" que significa "iniciar a alguien en el misterio"). Consiste en cualquier objeto portatil al que supersticiosamente se le atribuye alguna virtud sobrenatural: atraer la buena suerte o asegurar la protección de su dueño (efecto apotropaico). Los amuletos suelen ser: gemas o piedras, estatuas, monedas, dibujos, colgantes, anillos, plantas, animales, etc., incluso oraciones utilizadas en momentos concretos, como Vade retro satana, para repeler al diablo o a la mala suerte.
El talismán, proveniente de la palabra árabe طلسم Tilasm, y del vocablo griego Teleo, que significaba "consagrarse" y "completo", es un objeto, generalmente una piedra preciosa o semipreciosa o de oro o plata, a veces con alguna forma o figura especial o una inscripción, a la que la superstición atribuye un efecto apotropaico o algún otro tipo de poderes. Esta última palabra, Teleo, hacía referencia a cualquier objeto o idea que completaba otra y la convertía en un todo, un cuerpo o pensamiento completo.
Efecto apotropaico es el mecanismo de defensa que la superstición o las pseudociencias atribuyen a determinados actos, rituales, objetos o frases formularias, consistente en alejar el mal o proteger de él o de los malos espíritus o de una acción mágica maligna. Viene del griego apotrepein ('alejarse'), y psicológicamente tiene que ver con la represión de lo malo.

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